Fobia social y cómo superar la timidez

Los tiempos cambian y, mientras que por un lado cada vez se habla más abiertamente de la salud mental y cómo cuidarla, también cada vez más se frivoliza en cuanto al uso de etiquetas médicas: depresión pasa a ser equivalente de triste, i parece que una de las últimas tendencias es equiparar la timidez con la fobia social.

¿Qué es la fobia social?

Pero, para empezar, ¿ qué es realmente la fobia social ?

Se trata de un trastorno de ansiedad caracterizado por una fobia o temor intenso y persistente a los intercambios sociales o, más bien, a la valoración negativa que se anticipa de los demás.

Esta aprensión es desproporcionada en relación a la gravedad real de la situación y genera gran angustia y malestar. Se trata de una afección más común de lo que se cree, y que generalmente empieza en la infancia o adolescencia.

La ansiedad y el temor a ser juzgado o humillado pueden generar mucho sufrimiento e ir afectando poco a poco otras áreas de la vida de la persona que la sufre: relaciones sociales y amistades, relación de pareja e intimidad, vida laboral…

Sin tratamiento puede volverse crónica y facilitar la aparición de otros problemas de salud mental como por ejemplo la depresión.

Fotografía cortesía de Nathan Cowley en Pexels

¿Es la timidez una fobia social?

La timidez tiene ciertos puntos en común, ya que también tiene cierto componente de dificultad en las relaciones sociales, una conducta evitativa derivada de la vergüenza o el temor a verse expuesto… pero, mientras que la fobia social es un trastorno, la timidez no deja de ser una tendencia en la forma de ser, un rasgo de personalidad que puede trabajarse, que no requiere ayuda profesional y que no es incapacitante.

5 técnicas para afrontar la fobia social

Lo interesante de la propuesta es que estas son igualmente útiles para tratar la fobia social – siempre bajo la supervisión de un psicólogo cualificado – como para, simplemente, ayudar a las personas tímidas.

Sus recomendaciones son las siguientes:

Salir de la zona de confort

Busca y define cuál es tu motivación para salir de la zona de confort, tu razón para motivarte.

Tenerlo claro y presente va a ser una gran ayuda para pasar por ese proceso de crecimiento incómodo pero muy beneficioso.

No buscar excusas

Dile NO a las excusas.

A veces, para convencernos a nosotros mismos y quedar con la conciencia tranquila pese a nuestra pasividad de cara a superar nuestras dificultades, inventamos toda clase de pretextos; “en realidad no me importa estar siempre solo”, “no hay necesidad ninguna de tener pareja”, “la gente me va a juzgar continuamente si me expongo”…

No te engañes: las personas somos seres sociales y, para tener una vida equilibrada y feliz, necesitamos contacto humano y afecto.

Fijarse metas asumibles

Fíjate objetivos progresivos y no pretendas solucionarlo todo de golpe o tomar atajos dañinos (automedicación, falsas salidas de la zona de seguridad, hacer caso únicamente de la información que confirma tus “autoexcusas”…).

Márcate pequeños progresos y sigue practicando hasta tenerlos consolidados, cuando estén consolidados será el momento de pasar al siguiente. Pasito a pasito, sí como quien sube una escalera.

Afrontar las situaciones de cara

Deja de evitar sistemáticamente las situaciones que te generan temor o miedo, y aprende a expresarlas a los demás para quitarle hierro al asunto.

De esta manera, además, podrás tener información real sobre lo que está pasando en vez de basarte en lo que tú imaginas que está pasado.

Ayuda profesional

Si crees que lo necesitas, busca ayuda y apoyo.

No te ha de dar vergüenza buscar la ayuda profesional ante un problema, gracias a ellos los problemas tienen solución y hacerlo es reflejo de ser una persona valiente, decidida, con ganas de afrontar las cosas de cara, sin excusas y nos ayudará a ir marcando los siguientes pasos a dar.