El Síndrome de la Asimetría: la causa principal de los divorcios

El Síndrome de la Asimetría es, hoy, la causa principal de los divorcios y te vamos a explicar que es y como prevenirlo.

España es el cuarto país de Europa con mayor número de divorcios, con una cifra próxima a los 100 000 anuales. Históricamente, los motivos principales que provocaban estas rupturas eran principalmente dos: las infidelidades y los problemas económicos.

Actualmente ha surgido otro motivo muy distinto, que se ha definido como el Síndrome de la Asimetría.

A continuación te explicamos en qué consiste y como puedes detectarla.

Qué es el Síndrome de la Asimetría

Según datos recientes del INE, la mayoría de separaciones se producen en la franja de edad entre los 40 -49 años y cuando las relaciones llevan alrededor de 17 años de convivencia.

Durante los primeros años de relación, especialmente si se inicia alrededor de los 30 años o antes, los intereses y proyectos de ambas personas estarán probablemente más alineados. Pero a medida que pasan los años, a menudo alrededor de los 40-50, existe una etapa de consolidación laboral y vital, que a veces pone de manifiesto que los dos miembros han evolucionado de distinta forma.

Sociológicamente, la incorporación de la mujer al mundo laboral ha hecho que esta asimetría en el curso de la relación se note cada vez más. Las mujeres ya no se conforman con ser madres, cuidar de los hijos y del hogar, sino que quieren lograr un buen puesto de trabajo y tener una independencia económica.

Los roles de pareja han cambiado y, de hecho, en la mayoría de casos, son ellas quienes piden el divorcio a partir de los 45 años.

Tipos de asimetría: horizontal y vertical

Como dice el psicólogo Sebastián Girona, las relaciones de pareja tienen una especie de “contrato” no escrito, implícito, donde cada persona tiene unas obligaciones y unos derechos. Además, en cualquier vínculo humano siempre existe una relación de poder que, para tener una relación saludable, se tiene que distribuir de manera equitativa.

El reto, pues, es saber encontrar el punto de equilibrio entre derechos, deberes y roles.

Asimetría Vertical

La asimetría vertical se produce precisamente porque uno de los miembros adopta una posición de superioridad respecto del otro, es decir, se crea una jerarquía.

Podríamos hablar de una relación similar a la que se da tradicionalmente entre el trabajador y su jefe. El jefe ordena y el trabajador sigue las órdenes.

Antiguamente, en las parejas, el rol de “superior” lo desarrollaba el hombre, y el de “subordinado”, la mujer. Pero como hemos dicho anteriormente, los cambios sociales y laborales han hecho que las mujeres se rebelen contra este patrón y quieran ponerle fin.

Asimetría Horizontal

La asimetría horizontal surge cuando los proyectos, objetivos y los momentos vitales de cada integrante de la pareja progresan de distinta forma o a ritmos desiguales.

La persona, que antes notabas tan próxima, cada vez está más distante, física y emocionalmente. Se hace más difícil encontrar puntos de encuentro, incluso de la vida cotidiana, y al final, se genera un sentimiento de indiferencia o de desconexión hacia el otro.

A medida que pasa el tiempo, si no se crea un diálogo para renegociar el “contrato”, para poner sobre la mesa los roles, en qué punto se encuentra cada cual y el plan de futuro que se quiere trazar, las desavenencias se incrementarán hasta que la relación se acabe fracturando.

Cómo prevenir el Síndrome de la Asimetría

Vamos a ver algunos puntos clave en la pareja para prevenir este síndrome:

  • Generar diálogos: A veces el ritmo frenético en el que vivimos, el trabajo, las obligaciones familiares, etc. hacen que demasiadas veces no exista tiempo material para sentarse y hablar con calma. Hay que buscar momentos para hacerlo: para dialogar sobre la situación personal de cada uno, expresar los sentimientos, los proyectos que se tienen (como pareja y a título personal) …
  • Fomentar el intercambio de roles: Por ejemplo, no dejar que sea siempre uno de los dos quien propone actividades y el otro quien simplemente se deja llevar. Cuando se tomen decisiones, debe hacerse también de manera conjunta, consensuada y aprendiendo a “delegar”: que no recaiga siempre la responsabilidad en la misma persona.
  • Proponer puntos de encuentro: Las relaciones se tienen que cuidar día a día. Es importante encontrar momentos de tranquilidad, para disfrutar juntos de experiencias satisfactorias: compartir una afición, pasear, hacer una pequeña escapada …
  • Respetar el espacio individual: Hay que tener presente que, para establecer un vínculo saludable, cada persona tiene que disponer también de un espacio propio, puesto que si no, la relación puede acabar ahogándose. Esto no quiere decir que cada cual tenga que hacer la suya, sino que se tiene que encontrar un equilibrio entre el “yo” y el “nosotros”.

Y para terminar, recuerda que hay que estar receptivo y ser pro activo, es evidente que cuanto antes se detecte que existe algún indicio de asimetría, más fácil será ponerle remedio. Negar la evidencia o esperar que cualquier problema se solucione solo, probablemente hará que empeore.

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Foto de Leah Kelley en Pexels