Comuniquémonos
La comunicación es uno de los elementos clave en las relaciones interpersonales, y de manera particular, es la base para poder disfrutar de una relación de pareja estable y satisfactoria. Mantener una buena comunicación entre ambos miembros ayudará a fortalecer los vínculos ya poder resolver los conflictos que se puedan presentar en el transcurso de la relación.
Pero, ¿qué entendemos por buena comunicación? Y qué podemos hacer para fomentarla?
A continuación os presentamos una descripción sobre los aspectos que juegan un papel más importante en una buena comunicación y qué podemos hacer para fomentarla.
Decálogo de la buena comunicación
Para poder disfrutar de una buena comunicación, hay que partir de la idea de que es tan importante el contenido del mensaje que se emite (es decir el que se dice) como la manera en que se emite (el cómo se dice) . Además, es fundamental recordar que todo proceso comunicativo necesita de dos participantes, el emisor y el receptor, por lo que es imprescindible prestar atención a la intención ya las necesidades de ambos por igual. Asimismo, es fundamental saber elegir el momento y el lugar más adecuado para poderos comunicar sin tropiezos.
1. El primer punto, y fundamental para poder establecer una buena comunicación con tu pareja, es conocerte primero a ti mismo. Es importante saber qué te gusta y qué no, qué buscas en una relación, qué objetivos vitales has propuesto … Difícilmente podrás transmitirle a la otra persona que necesitas si antes no lo tienes claro.
Haz introspección: dedícate un tiempo a ti mismo, a reflexionar sobre cómo es la vida que llevas y cómo te gustaría que fuera, y qué puedes hacer para acercarte desde un punto de vista realista. Puede ser de utilidad anotar en un listado el punto de partida en el que te encuentras, qué quieres cambiar y los pasos que crees que debes dar. Periódicamente, puedes ir comprobando si has conseguido llevarlos a cabo y si tienes que modificar el camino a seguir.
2. No proyectes tus necesidades en las de tu pareja. No des nunca por supuesto lo que necesita el otro, ni pienses que, automáticamente, lo que tú quieres o necesitas es lo mismo que lo que desea tu pareja. Interésate por lo que piensa, siente y necesita: pregúntale directamente y deja que se explique abiertamente. Asimismo, ten la libertad de transmitirle a la otra parte cuáles son tus necesidades, ya que él / ella tampoco puede leerte el pensamiento. Una relación sólo puede crecer si ambos miembros son conscientes del punto del que parten y del punto al que quieren llegar, tanto a nivel individual como de pareja.
3. Practica la escucha activa. Escuchar es algo más que oír. Presta atención a la otra persona cuando habla, hazle ver con palabras y gestualmente (por ejemplo, asintiendo con la cabeza) que la escuchas y que comprendes lo que te está intentando transmitir. Sé empático: intenta ponerte en su lugar y transmite-le que el / la comprendes. Así facilitarás un clima favorable para la comunicación y ayudarás a la otra persona a ganar confianza para que pueda expresarse libremente.
En cambio, evita interrumpir la otra parte antes de que termine de hablar y no intentes descalificar su discurso o sus emociones, ya que puedes hacer que se sienta poco apoyado / a y prejuzgado / a.
4. Cuida el lenguaje y el tono con el que te diriges a tu pareja. A la hora de establecer una buena comunicación, es mucho más efectivo utilizar un tono de voz suave y un volumen no muy elevado. Recuerda que la base de cualquier relación se fundamenta en el respeto mutuo, por lo que es primordial cuidar las palabras que utilizas; huye de los insultos, de los gritos y de todas aquellas expresiones que puedan resultar ofensivas o humillantes para la persona que te está escuchando.
5. No te guardes los problemas. Si tienes un problema, no te lo guardes. Dejar pasar el tiempo no soluciona nunca los problemas, por el contrario, sólo sirve para que se vayan acumulando y consecuentemente, surjan resentimientos y frustraciones. Explícale qué te pasa, el hecho de ser una pareja implica poder hablar y tratar todos los temas que le preocupan, tanto a nivel individual como de pareja. De hecho, el diálogo por él mismo ayudará a superar los problemas y, consecuentemente, a fortalecer la relación.
6. Elige el momento y el lugar más adecuados. Si tiene que hablar de algún tema importante o delicado, intente buscar un lugar tranquilo donde podáis expresaros sin interrupciones. Asimismo, evita tratar asuntos espinosos al finalizar una jornada laboral especialmente cansada o estresante; es muy posible que el agotamiento y la falta de paciencia te jueguen una mala pasada y no puedas conectar positivamente con el otro.
7. Deja atrás la rabia. Es inevitable que, en determinados momentos, la rabia nos quiera hacer hablar más de la cuenta. Si te encuentras en uno de esos momentos, evita dirigirte a tu pareja para recriminarle algo. Deja pasar un rato o un día (o más días), cuando veas que la rabia se ha apaciguado o resfriado, para poder hablar con él desde un punto de vista más racional. Si hablas «en caliente», corres el riesgo de decir muchas cosas hirientes de las que después te puedes arrepentir.
8. Reconoce ante tu pareja las situaciones o decisiones en las que no tienes razón o estabas equivocado / a. Saber reconocer tus errores hará que la otra persona vea que eres una persona flexible con quien es fácil mantener una relación. Asimismo, si ve que eres capaz de ceder y admitir las equivocaciones, ayudará a que él o ella también se sienta más predispuesto / aa hacerlo.
9. Conserva el derecho de decir NO cuando lo consideres oportuno. No le des sistemáticamente la razón en su pareja o hagas algo que te hace sentir mal sólo por el hecho de evitar el conflicto o por no herirle los sentimientos, ya que puede ser el origen de posteriores conflictos mucho más graves. Practica la asertividad: establece un diálogo en el que puedas transmitirle relajadamente como te sientes y el por qué de tu NO.
10. Aléjate de los pensamientos negativos e irracionales. Piensa siempre en positivo: si tienes en mente que cualquier situación problemática o delicada acabará mal, transmitirás ese pesimismo durante el diálogo y hará que realmente haya más probabilidades de que la conversación se cierre mal. Asimismo, huye de concepciones del tipo «las parejas que se aman de verdad nunca discuten», ya que son totalmente irreales y pueden generar expectativas que nunca se cumplirán. Como hemos dicho, el diálogo y la buena comunicación (incluidas las discusiones productivas) son la clave del buen funcionamiento de cualquier relación.
Esperamos que nuestro decálogo os sea de gran utilidad y recordad: comuníquese!
Imágenes cortesía de Renjith Krishnan y Ambro (FreeDigitalPhotos.net).