¿Por qué somos más felices cuando tenemos pareja?

Samsara | 29 Abr 2016 | Blog

Tener una pareja estable y compartir un proyecto de vida en común es una de las metas principales que buscan personas de todo el mundo. El amor es uno de los ejes principales a partir de los cuales articulamos nuestra vida: es por eso que encontrar la persona adecuada se convierte en un objetivo primordial para acercarnos a la felicidad. Varios estudios, entre ellos el Harvard Study for Adult Development, han demostrado que la fortaleza de las relaciones personales cercanas es, a largo plazo, el factor más importante a la hora de alcanzar un mayor grado de salud y bienestar. En concreto, estas investigaciones afirman que las personas que están en pareja son más felices que aquellas que son singles.

Cómo afectan las relaciones afectivas al grado de felicidad percibido? A continuación os exponemos la influencia del amor en diferentes ámbitos de la vida.

El amor beneficia la salud

La salud es uno de los aspectos más importantes a la hora de buscar la felicidad, múltiples investigaciones han confirmado que las personas que disfrutan de una relación de pareja saludable ven disminuidos los niveles de estrés y de ansiedad, respecto a las singles . Esta reducción de estrés tiene un impacto directo en la mejora de la salud, que puede evidenciarse a través de la evaluación de varios parámetros fisiológicos:

  1. Descenso del cortisol (la hormona que se libera en situaciones de estrés).
  2. Regulación de la tensión arterial: contribuye a controlar la hipertensión.
  3. Concentración de colesterol en sangre: puede regular la proporción de colesterol «bueno» y «malo», ayudando a bajar el colesterol LDL (malo) en sangre.
  4. Patrón de distribución de grasa corporal: evita la acumulación de grasa en la región abdominal, relacionada con una mayor probabilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares.
  5. Impacto en el sistema inmunológico: el estrés tiene un impacto muy negativo en las defensas (actúa de inmunodepresor). Controlarlo supone ayudar a nuestro organismo a mejorar la efectividad del sistema inmunológico y, consecuentemente, evitar o atenuar la aparición de muchas patologías.

Todos estos factores, de manera conjunta, pueden actuar como protectores de la aparición de cáncer y de enfermedades cardiovasculares. Así pues, podemos decir que el amor es beneficioso para el corazón, tanto en sentido metafórico como literal.

Asimismo, se ha comprobado que la vida en pareja tiene un efecto positivo en la esperanza de vida: los datos estadísticos nos dicen que las personas con edad superior a los 55 años que viven en pareja tienen una tasa de mortalidad inferior a la de aquellas que viven solas. Estas diferencias son más importantes en el género masculino. En este sentido, un estudio llevado a cabo en el Reino Unido (Warwick) con más de 20000 hombres durante 20 años afirma que los hombres que conviven en pareja viven una media de tres años más que aquellos que viven solos.

Por otro lado, también existe una relación directa entre el enamoramiento y el aumento en la liberación de endorfinas. Estas moléculas actúan a varios niveles: disminuyen el envejecimiento celular, reducen la hipertensión arterial, tienen un potente efecto analgésico, mejoran el humor y proporcionan una sensación de bienestar muy intensa. Es por ello que, a menudo, se habla de las endorfinas como las «hormonas de la felicidad».

La estabilidad emocional: factor clave de la felicidad

Como acabamos de ver, estar enamorado y tener pareja, ayuda a alcanzar un estado subjetivo de placer y de bienestar. A nivel psicológico, uno de los factores clave que interviene en la búsqueda de la felicidad es el compromiso. La estabilidad que proporciona una relación donde ambas partes tienen un compromiso común y equilibrado aporta un grado elevado de seguridad a nivel personal, que se traduce en confort y bienestar.

Asimismo, esta seguridad que acompaña la relación proporciona otra forma de valorarse uno mismo y de percibir e interpretar el entorno: amar y sentirse amado y apoyado ayuda a mejorar el autoconcepto, a ser más optimista, a relativizar los problemas y a tener más y mejores estrategias de afrontamiento. En esta línea, se ha demostrado que las personas que conviven en pareja se mantienen más felices y responden mejor a los acontecimientos vitales estresantes, como pueden ser las crisis provocadas por los cambios de década (por ejemplo, la famosa «crisis de los 40«).

Cabe mencionar que la estabilidad y la seguridad aportadas por las relaciones es trasladable también al terreno económico: disponer de dos salarios y compartir los gastos proporciona un colchón de tranquilidad que favorece a vivir la vida de manera más relajada.

Un componente muy importante en el bienestar emocional de las relaciones de pareja es el grado de amistad que experimentan entre sí ambos miembros: desde la psicología social se ha evidenciado que los hombres o mujeres que consideran que su pareja es su mejor amigo / a experimentan el doble de satisfacción y de felicidad que el resto de parejas.

A nivel cognitivo, un estudio de Harvard ha puesto de manifiesto que las personas que viven en pareja tienen mejores resultados en tareas donde han de utilizar la memoria. Este hallazgo se ha identificado como un factor protector a la hora de desarrollar demencia en edades avanzadas.

En el ámbito sexual, aunque hay cierta discrepancia entre los expertos, la mayoría de ellos constata que, en términos generales, las parejas estables disfrutan de unas relaciones sexuales más satisfactorias respecto a las personas que optan por mantener relaciones esporádicas . Una buena comunicación y confianza entre los miembros de la pareja hará que ambos se puedan conocer mejor y puedan trasladarlo al ámbito de las relaciones íntimas. Además, el vínculo emocional añadido potencia la calidad y la intensidad de las sensaciones.

Para finalizar, es importante hacer una matización: es imprescindible partir de un bienestar a nivel individual para plantearse y poder construir una relación saludable y feliz con la otra persona: el amor no consiste en llenar carencias personales, sino en crecer y enriquecerse recíprocamente el uno con el otro. Esta es la clave para acercarse día a día a la felicidad.